jueves, 21 de diciembre de 2017

Blinker

Blinker
(Fragmento)

Sólo un guiño. Un guiño basta para que me conecte con la mirada de otro y pueda ver a través de sus ojos. El ojo que guiño pasa a ver lo que la persona mira, mi ojo restante continúa revelando lo que está ante mí. Es como una pantalla dividida a lo Brian De Palma, sólo que mejor. Inicialmente usé la habilidad para contrastar recorridos visuales. Si la persona cuya mirada poseía trotaba alrededor de una cancha, por ejemplo, yo trotaba en dirección opuesta esperando ese momento de choque entre las dos miradas, esa conjunción visual que me permitía verlo a él a través de mi ojo y verme a mí mismo desde su mirada capturada. Por eso mis primeros experimentos fueron con caminantes y deportistas, personas habituadas al recorrido circular, constante, rutinario.
Un oficinista que caminaba por la calle, posó su mirada en las carnes de una vendedora de jugos de la Carrera Séptima y la persistencia de su mirada casi lo obligó a detenerse. Al principio creí que había sido un evento fortuito, pero al presentarse otros casos similares me di cuenta que se trataba de un patrón: señoras cuya atención en algún descuento de calzado las obligaba a aminorar el paso, hombres concentrados en los movimientos de un balón, gente deteniéndose ante la sospecha de un billete en el suelo visto de reojo. Si bien sólo podía poseer y controlar la mirada de las personas, gracias a estos casos descubrí que era más que suficiente. La mirada intensa obliga al desplazamiento del ojo, el cual condiciona el movimiento de la cabeza, que a su vez arrastra consigo al cuello y de allí al cuerpo entero. Empecé entonces a experimentar por esta vía: mirada y movimiento.


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5 comentarios:

  1. Es genial Deivis, una idea buenisima plasmada en letras. Felicitaciones!

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  2. Que bueno sería apoyar a un cineasta con tremendo poder de escritura, podría seguir leyendo tan buena redacción

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  3. Ufff... Quedé pegada... En serio la forma del edcrito me atrapó de una. Sin duda leería más de esto o cosas así.

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